
Escombreras: No estorbar, la única función de López Miras
El presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Fernando López Miras, ha vuelto a elevar el tono de la ambición regional al anunciar en el ‘Foro Conversa’ de Cartagena que el inminente Plan Industrial convertirá el Valle de Escombreras en un «valle verde» y en uno de los «polos energéticos más importantes de Europa». La cifra asociada a esta transformación es impactante y genera titulares: unos 3.000 millones de euros en proyectos de hidrógeno verde, biocombustibles y descarbonización.
Sin duda, este es un anuncio potente, diseñado para generar optimismo sobre el futuro industrial de una región cuya historia reciente está plagada de grandes promesas que jamás se materializaron (como el parque temático o el circuito de Fórmula Uno). Sin embargo, al analizar la procedencia de esos 3.000 millones de euros, la euforia debe ceder ante un sano escepticismo y un análisis crudo de la realidad económica.
La pregunta clave no es si la inversión es grande, sino de quién es el mérito.
El Gasto Obligado de la Supervivencia Industrial
De esos 3.000 millones, una parte está ya comprometida por empresas como Repsol (con 300 millones para su electrolizador) y otra parte menor en plantas de biocombustibles. El grueso restante (2.500 millones) no es un capital nuevo que el Presidente «atrae» por su sola voluntad, sino el coste de adaptación obligatorio que la industria pesada debe asumir.
Las directrices del Green Deal y el endurecimiento del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE) de la Unión Europea están obligando a las petroquímicas y a las grandes industrias a descarbonizarse. Esos 3.000 millones representan el dinero que las corporaciones tienen que gastar en electrolizadores, infraestructuras de amoniaco y adaptación de procesos para seguir operando y vendiendo en el mercado comunitario. No es una inversión motivada por la libre iniciativa empresarial, sino por el mandato regulatorio.
Llamar a este gasto de cumplimiento una «inversión atraída» por la gestión autonómica es, en el mejor de los casos, un ejercicio de marketing político que confunde intencionadamente un coste de obligado cumplimiento con un éxito de la gestión.
La Carrera de Facilitación y la Realidad Económica
El argumento de que la inversión se queda en Murcia gracias a las «facilidades» del gobierno autonómico se diluye ante la realidad de la competencia.
- Todos los presidentes están haciendo lo mismo. Esto forma parte de una «carrera de facilitación» entre comunidades (País Vasco, Cataluña, Andalucía) y países. Todos anuncian planes industriales, prometen agilidad y hacen lobby para que el dinero de la descarbonización se quede en su territorio. Por la parte que les toca, todos los líderes políticos van a poner las máximas facilidades posibles para no quedarse rezagados.
- La inversión se mueve por rentabilidad, no por amabilidad. Las decisiones estratégicas sobre dónde concentrar los miles de millones se tomarán basándose en criterios económicos y logísticos, no en la retórica.
La Función Más Importante: No Estorbar
El verdadero y modesto papel del gobierno autonómico es el de agente desatascador. El valor de un líder regional en estos megaproyectos no está en el micrófono, sino en el despacho. Su papel es garantizar que no seamos la región que frustra el proyecto, pues el riesgo de deslocalización es real si la burocracia se impone.
El peligro de la interferencia política es doble: si la inversión no llega, el político culpará a Madrid o Bruselas; y al querer llevarse los méritos, a menudo se entromete en procesos que deberían ser técnicos, complicando y ralentizando la toma de decisiones.
Afortunadamente, la Región de Murcia ya tiene a su favor los criterios logísticos y de recursos que sí son decisivos:
- Recurso Barato: La Región de Murcia posee uno de los mayores potenciales de energía solar de Europa para alimentar electrolizadores.
- Consumo In Situ: El Valle de Escombreras cuenta con industrias químicas y petroquímicas que son consumidores directos e inmediatos del hidrógeno verde.
- Logística Clave: El Puerto de Cartagena y su infraestructura industrial ya existente lo convierten en un punto idóneo para la producción y, sobre todo, para la exportación de amoniaco verde a otros países europeos.
Las condiciones naturales, logísticas y de mercado para que las empresas inviertan en la Región el dinero que la UE les obliga a gastar ya están dadas. La única variable de riesgo que puede hacer que la inversión se desvíe a otro hub (más eficiente burocráticamente) es que la administración, en su afán por llevarse el mérito, se entrometa o ralentice los procesos.
Si la Región de Murcia quiere asegurar esos 3.000 millones de euros y evitar caer en la misma trampa de los anuncios fallidos, el Gobierno de López Miras debe asumir su función más esencial y, a la vez, la más discreta: limitarse a no estorbar, por favor.